Jaider Fonseca
PROTESTA SOCIAL
Cada noche Mayra busca la luna con una sonrisa. Era el juego al que jugaba con Jaider, su esposo: quien primero la encontraba se la regalaba al otro. Jaider era ”un niño” alegre, con ganas de salir adelante para superar las dificultades económicas en las que había crecido y que se agravaron cuando un año antes tuvo que salir de su casa. Pero junto a Mayra y su bebé de siete meses, sentía que la vida comenzaba a sonreirle y que todo era posible, más posible, aún, si salía a las calles a protestar por lo que consideraba justo, como aquel 9 de septiembre.